A un año del femicidio de las mendocinas en Ecuador

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El 22 de febrero de 2016 fue el último día que Maria José Coni y Marina Menegazzo se comunicaron con sus familias. Ese mismo día, debían regresar a Mendoza, luego del viaje que habían hecho a Montañita, Ecuador. Nunca llegaron.

Majo, de 22 años, y Marina, de 21, emprendieron un viaje a Ecuador, pensando volver a Mendoza el mismo día que desaparecieron.

Habían arreglado con sus respectivas familias que ese día se iban a estar comunicando para avisar que emprendían la vuelta a casa, pero ambas fueron secuestradas.

Luego de un par de días de búsqueda, encuentran sus cadáveres envueltos en plástico y con cinta de embalar en una zona de vegetación próxima a las playas de Montañita, a unos 200 kilómetros de Guayaquil, en Ecuador.

El jueves 25 apareció el cuerpo de Marina y, dos días después, el de María José.

Por el crimen de ambas, dos hombres fueron condenados a 40 años de prisión en agosto del año pasado.

Se trata de Aurelio Eduardo “El Rojo” Rodríguez, de 39, y Alberto Segundo Mina Ponce, de 33, que fueron considerados coautor y autor respectivamente de los “homicidios agravados por alevosía, por despoblado y por aumentar el dolor de las víctimas”.

Durante el juicio, la perito forense Lidia Médano contó en que estado se encontraron los cuerpos de las chicas.

María José tenía fracturas en una pierna, precisamente en su fémur, y en la base del cráneo. Esta última lesión, producida por un traumatismo, fue la que le quitó la vida de forma instantánea.

También presentaba lesiones en la zona paragenital que corresponde a un abuso sexual.

Por su parte, Marina tenía seis lesiones punzocortantes en el cuello desde la mandíbula hasta el sector cervical. Una de estas heridas de arma blanca fue la que motivó su muerte ya que perforó su columna vertebral y su médula.

“La víctima quedó paralizada por un tiempo. No se podía mover pero sí podía ver y escuchar lo que pasaba”, manifestó la forense.

Ambas jóvenes tenían irritaciones en sus muñecas lo cual hace suponer que fueron maniatadas.

Otra de las coincidencias en ambos cuerpos es “no tuvieron oportunidad de realizar movimientos de defensa”, según dijo Médano. Y esto se debería a la droga que les proporcionaron los agresores.

A pesar de estas dos condenas, sus familias continuaron luchando contra la Justicia ecuatoriana, ya que creen fervientemente que son más los involucrados en el crimen.

Hace pocas semanas, aparecieron nuevas pruebas que muestran, tal como sostenían los familiares, que más personas participaron del femicidio, por lo que se iniciará una tercera investigación.

La segunda investigación está llegando a su fin, a la espera de la elevación a juicio que tiene con prisión preventiva desde noviembre pasado a José Luis Pérez Castro, acusado de cometer el crimen junto al autor material, Segundo Mina Ponce.

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