Sebastián “El Melli” Wagner no es la primera vez que tiene problemas con la justicia. Fue condenado por abusar a dos estudiantes en el 2010 y, desde agosto del año pasado se encontraba bajo libertad condicional.
El sospechoso tiene 29 años, su trabajo actual era en un lavadero de autos y anteriormente fue empleado de un frigorífico, en el que se encargaba de matar a los animales para la faena posterior. Recibió una condena de nueve años de cárcel en un juicio abreviado, pero luego de cumplir dos tercios de la misma, el juez, Carlos Rossi, le otorgó la libertad condicional.
En el 2012 se conoció una tercera denuncia de un ataque sexual ocurrido, también en Concepción del Uruguay, pero, como efectuó el ataque encapuchado y la única prueba era el ADN, expuso en la justicia la posibilidad de que el autor del ataque fuera su hermano gemelo, Maximiliano, lo que frustró la causa.
Ahora, es el principal sospechoso en la desaparición de Micaela García. La Policía secuestró su auto y allanó sin éxito la casa de Wagner, donde su mujer dijo que hacia varios días que él no volvía. Por otra parte, el testimonio de su jefe, y propietario del lavadero, Néstor Pavón, lo complica aún más: confirmó que la mujer del sospechado le dijo que tenía dos lastimaduras el domingo, una en el cuello, a la altura de la tráquea, y otra debajo de un ojo. Además, desmintió que el acusado haya tenido que ir a trabajar el martes a las 3.30 de la madrugada para desembarrar un camión.
La última vez que Pavón habló con “El Melli” fue el lunes: “Me dijo que no quería estar más acá. Que se quería volver, porque extrañaba a su familia. Te voy a devolver el auto porque no te lo puedo pagar, me agregó”. También detalló que Wagner el sábado andaba con una pala de punta en el baúl, supuestamente del lavadero, “Estaba ahí y se lo dije al Jefe de Investigaciones. Se la llevaron para investigar, pero esa pala estaba en el lavadero, porque se usa para limpiar zanjas”, explicó.