El principal fin de este tipo de delitos es obtener ganancias financieras. Uno de los casos mediáticos fue el del ‘Gigoló’, quien estafó a más de veinte mujeres pero tres lo denunciaron ante la justicia.
Javier Bazterrica (también se hizo llamar Máximo y utilizó apellidos como Nazar, Anchorena o Baigorria) seducía a las mujeres, gastaba mucha plata para “vivir la buena vida”, les prometía amor y lujos eternos. Sin embargo, se conoció que era un estafador, y ahora está a un paso del juicio por fraude, falsificación, hurto, robo de identidad y estafa, además de presunto abuso sexual.
La primera en denunciarlo fue Fernanda Vergara en 2013, aunque el caso sólo salió en los medios locales de Rosario. El puntapié para que el caso del “Gigoló” tuviera repercusión mediática a nivel nacional fue la denuncia de Adriana Mendoza, la hermana de Flavio, quien lo denunció en el Juzgado de Instrucción 31 y en la tele, en el programa de Mariana Fabbiani. La tercera víctima, Marianela, lo denunció en el Juzgado de Instrucción 34 por robarle su auto, un Honda Fit.
El abogado y socio de la consultora ‘Foresenics’, Martín Francisco Elizalde, explicó que se los llaman “delitos de cuello blanco” porque quienes los comenten son directores, jefes, gerentes, o personal calificado de una empresa.
