El pasado 9 de octubre Savitsky apuñaló en el corazón a Beloguzov, su compañero del observatorio Bellingshausen, en la Antártida, porque su compañero no dejaba de “spoilearlo”.
Según los diarios británicos The Sun y The Mirror las cuchilladas se debieron a que la víctima había boicoteado la principal distracción que tenía Savitsky: los libros. Beloguzov, de 52 años, le contaba el final de cada historia a su compañero, hasta que este no aguantó más y con una furia desmedida lo atacó con un cuchillo de cocina, según consignó The Sun.
La víctima había sido trasladada a Punta Arenas, Chile. Beloguzov estuvo internado dos semanas, en las que durante tres días estuvo en coma inducido por la puñalada, que le afectó el ventrículo derecho del corazón. Mientras que Savitsky, en tanto, ya está en San Petersburgo, Rusia, y enfrentará cargos por intento de homicidio.
La historia de este ataque dio la vuelta al mundo. Había muchas hipótesis, primero se habló de la posibilidad de que Savitsky se haya vuelto loco por el aislamiento y la falta de distracciones y haya tenido un brote psicótico. También se especuló sobre celos del atacante ante un desplante amoroso de Beloguzov. Luego se dijo que los celos eran laborales. También señalaron que las diferencias respecto a la higiene y la limpieza de la casa habían sido el disparador de la violencia. Todas las hipótesis fueron erróneas: el problema fue por spoiler.