Desaparición de la odontóloga: la investigación y la trama detrás del caso

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Gissella Solís Calle desapareció el pasado miércoles y la investigación apunta a su pareja, Casimiro Abel Campos, quien se suicidó de un tiro en la cabeza cuando la policía fue buscarlo al hotel en el cual se escondía. Ahora, encontraron el celular de Gissella.

El teléfono de la odontóloga había sido encontrado por una mujer, quien nunca imaginó que podía estar vinculado a este caso hasta que “lo llevó a su casa, lo prendió y estando abierto el Facebook en el teléfono, observó la fotografía de una mujer con un ambo, que decía que era odontóloga”. El celular lo encontró apagado el miércoles 16 de enero a las 16:30, en la calle 1 entre 40 y 41 de La Plata, apoyado sobre un paredón. En la cuadra donde fue encontrado no hay ninguna cámara de seguridad.

Mientras tanto, policías de la provincia de Buenos Aires hicieron ayer un intenso rastrillaje en la zona aledaña al arroyo Rodríguez, cercana a la Autopista Buenos Aires- La Plata, a la altura de City Bell, en el cual también participaron personal de la DDI, Comando, Infantería, rescatistas de Bomberos Oficiales con buzos tácticos, kayacs, botes y seis perros rastreadores. Además, hicieron pruebas de luminol en la camioneta utilizada por Campos para encontrar posibles rastros de sangre, aunque los mismos dieron negativo.

¿Qué hay detrás de la relación entre ellos? Según la familia de Gissella, él tenía mujer e hijos en Lobería, por lo que la odontóloga, que hacía seis años que estaba con él, le reclamaba que definiera la situación. Además, Campos seguía pasando algunos días por semana con su esposa y sus dos hijos en Lobería.
En la habitación del hotel en la cual se suicidó el hombre, los efectivos encontraron la carabina calibre .22 con la que se disparó en la cabeza, un pasaje con destino a Lobería, un cuchillo, plata y una copia de la citación de la Justicia para que se presente a declarar en la causa por la desaparición de Gissella.

Cabe recordar que en la casa de la odontóloga encontraron todas sus pertenencias: ropa, dinero en efectivo, tarjeta SUBE y DNI, y sobre la mesa dos copas de vino servidas y de la cama faltaban sábanas.

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