Esta mañana se conoció la noticia de un hombre que intentó quitarse la vida para no declarar en una causa, pero no es la primera vez que sucede. Existen otros casos similares y resulta imposible, a su vez, no compararlo con el gran salto que dio uno de los integrantes de la familia Puccio para evitar ser condenado.
El 10 de noviembre de 1985, Alejandro debía ser trasladado a las oficinas del juez Héctor Grieben para ampliar su declaración en la causa por secuestro y homicidio, en la cual también estaba involucrada su familia.
Un policía lo llevaba agarrado del brazo y esposado con las manos adelante. Ambos salieron del ascensor del Palacio de Tribunales que los llevó desde la alcaidía al quinto piso, donde estaba el despacho del juez.
El reloj marcaba las 10.37, cuando en un momento el rugbier logró zafar del suboficial con un movimiento brusco y, sin dudarlo, se lanzó por encima de la balaustrada.
Alejandro voló hasta estrellarse contra el techo de chapa de la cabina de sellos de la DGI, ubicada en la planta baja.
Minutos después, apareció una escalera para llegar al techo de la garita, donde Puccio había quedado envuelto en un charco de sangre.
El subcomisario, César Verrier, subió junto a los médicos con una tenaza para cortar las esposas, y así el cuerpo fue bajado con una sábana.
Como no había camilla, se sacó una de las puertas de la Intendencia de Tribunales, para que Alejandro Puccio pueda ser depositado ahí y llevado a una ambulancia rumbo al hospital Fernández. A los pocos días, los médicos informaron que se encontraba fuera de peligro.
Muchos años después, en 2011, Nelson Hernán Gómez, de 36 años murió en el interior del Palacio de Tribunales, tras tirarse al vacío desde el sexto piso.
Si bien en esta ocasión la persona no se encontraba esposada, luego de revisar las cámaras de seguridad del lugar, se determinó que el hombre se había suicidado.
En mayo de 2016, la situación fue similar, pero ocurrió en los Tribunales de Paraná, Entre Ríos. Una persona de sexo masculino, estaba siendo acusada de abusar sexualmente de sus dos hijas pero se arrojó al vacío al momento de ir a declarar.
Según los testigos, en un momento el acusado se acercó a una ventana para tomar aire, pero de repente se lanzó por ahí, zafando del custodio y uno de sus defensores que intentaron evitar el hecho.
Al igual que Puccio, solo sufrió traumatismo de cráneo y posible fractura de una de las extremidades superiores.
El último caso hasta el momento, antes de conocerse la noticia de las últimas horas, se registró en diciembre del año pasado.
Un hombre acusado de asesinar de 20 puñaladas a su pareja debía prestar declaración indagatoria en el Departamento Público Fiscal, en Lomas de Zamora pero, al momento de declarar, intentó escapar arrojándose desde el segundo piso.
El femicida logró sobrevivir, pero aún está en debate procesarlo no sólo por femicidio, sino también por “tentativa de evasión”.
