Qué piensa una “Mindhunter” argentina de los cazadores seriales de ficción

0

En los últimos años las ficciones sobre crímenes han cautivado a los argentinos. Ahora, Netflix tiene un amplio abanico de opciones, entre ellas anunció la segunda temporada de ‘Mindhunter’ para 2019.  La criminal profiler Laura Quiñones Urquiza nos cuenta cómo es el viaje a la mente de un homicida en serie.

¿Es posible meterse en la cabeza de un asesino serial? ¿Por qué lo hacen? ¿Y por qué empezaron a hacerlo? ¿Cómo es el trabajo de un “criminal profiler” en el mundo real, y sobre todo, en Argentina? Se lo preguntamos a Laura Quiñones Urquiza, perfiladora criminal argentina, diplomada en Criminología, Criminalística y Derechos Humanos.

– ¿Cómo podríamos explicar el trabajo de un “mindhunter” o un perfilador criminal?

Un perfilador criminal tiene que, en base a evidencia que le dan los peritos de distintas áreas en una investigación (en colaboración el MPF, fuerza policial o quizás particular) confeccionar una aproximación al perfil de esa persona. Es decir, encontrar patrones de la vida no criminal que dejan algunos agresores en el acto criminal.

La finalidad es reducir el número de sospechosos y colaborar en la orientación de la investigación. Siempre va a ser útil cuando pueda hablar sobre algunos rasgos de la personalidad, habilidades, estilo de vida. En casos de serialidad probable, lugar de residencia o trabajo, conflictos, qué está dispuesto a hacer y qué no está dispuesto a hacer. Por ejemplo, en un homicidio o en una violación, o luego de un ataque sexual. La técnica tiene alcances y también ciertas limitaciones.

Yo no considero el perfil criminal como una pericia, sino un informe técnico.

– ¿Qué es lo que más te impactó de la serie? ¿Y lo que menos te gustó?

Me impactó que es sumamente realista en el aspecto de que los perfiladores, que he tenido oportunidad de conocer de otros países, como Mark Safarik, Thomas Neer, Brent Turvey, Kim Rossmo o Vicente Garrido, no andan disfrazados de Sherlock Holmes. Por otro lado, es realista desde el punto de vista de que vivimos obsesionados con el trabajo y hablamos de esos temas sin filtro. Y también en que podemos llegar a ser totalmente puntillosos y detallistas en lo que hacemos.

– ¿Cuáles son los elementos que más identificaste en la serie con los que usás en tu trabajo?

Me identifiqué con el análisis y el estudio que uno hace a las imágenes que son las que congelan la escena de un crimen. También me identifiqué con la curiosidad permanente y el interés que tenemos de conocer a otras personas que no hemos perfilado durante el acto, pero sí para comprender ciertas conductas. No justificarlas, pero sí comprenderlas.

– ¿Alguno de los asesinos seriales que forman parte de la serie te recordó a algún caso en los que trabajaste?

El actor que compone a Edmund Kemper me pareció fascinante y denota mucho ego, mucho sarcasmo y arrogancia. Eso es que distingue en algunos casos que he podido analizar a un asesino en serie. Y me hizo acordar a una persona que entrevisté hace muchos años en un lugar de reclusión y que era exactamente así. Nosotros, por lo general, no entrevistamos a las personas con esposas, porque lo consideramos como algo que podría condicionar las respuestas. Y siempre preguntamos sobre los hechos que han cometido, para que puedan sentirse de alguna manera en confianza y puedan contarnos los sentimientos previos y posteriores al hecho. Y cuál fue la víctima a la que más recuerdan y por qué. Y sobre todo, cómo fue el proceso previo a primera víctima.

– En la serie, los investigadores de Ciencias de la conducta del FBI se reúnen cara a cara con cada asesino, ¿qué puede sumar el encuentro? ¿Es posible saber “de qué está hecho” un asesino?

Si el asesino o un criminal te cuenta de qué está hecho no tiene mucho impacto. De algún modo te está manipulando para que recibas la respuesta que querés escuchar. Eso ocurrió en el caso de Pedro Pablo Nakada (que está en mi segundo libro). Una vez que él es capturado, él dice: “Fui abusado por mi familia y mis hermanos y eso me llevó a esto”. Ya nos está adelantando su criminogénesis y se está equiparando al lugar de una víctima. Es un recurso que suelen utilizar, no solo los asesinos sino también los pederastas, que dicen que fueron abusados. Eso no es comprobable y no hay ningún estudio científico que lo avale.

– ¿Cuál es la situación de tu área de trabajo hoy en Argentina? ¿Qué hace falta mejorar?

A mí me ha tocado colaborar con algunas fuerzas policiales y ministerios pf. Apenas me llega un caso duermo muy poco y puedo enviar una colección de preguntas a cualquier hora y siempre he visto la mejor predisposición a responderlas. Hasta ahora, he encontrado gente con la misma pasión y predisposición para trabajar.

 

Comments are closed.