Qué piensan los “mindhunters” latinoamericanos de los cazadores seriales de ficción

0

En los últimos años las ficciones sobre crímenes han cautivado a los argentinos. Ahora hay un amplio abanico de opciones, entre ellas la segunda temporada de ‘Mindhunter’ que se estrenó ayer. Especialistas en perfilación criminal nos cuentan cómo es el viaje a la mente de un homicida en serie.

POR LARISA SERRANO

¿Es posible meterse en la cabeza de un asesino serial? ¿Por qué lo hacen? ¿Y por qué empezaron a hacerlo? ¿Cómo es el trabajo de un “criminal profiler” en el mundo real y, sobre todo, en América Latina? Se lo preguntamos a Laura Quiñones Urquiza, perfiladora criminal argentina, diplomada en Criminología, Criminalística y Derechos Humanos y a Edwin Olaya Molina, psicólogo colombiano y perfilador criminal.

– ¿Cómo podríamos explicar el trabajo de un “mindhunter” o un perfilador criminal?

Laura Quiñones Urquiza

LAURA QUIÑONES URQUIZA: Un perfilador criminal tiene que, en base a evidencia que le dan los peritos de distintas áreas en una investigación (en colaboración con el Ministerio Público Fiscal, fuerza policial o quizás un particular) confeccionar una aproximación al perfil de esa persona. Es decir, encontrar patrones de la vida no criminal que dejan algunos agresores en el acto criminal. La finalidad es reducir el número de sospechosos y colaborar en la orientación de la investigación. Siempre va a ser útil cuando pueda hablar sobre algunos rasgos de la personalidad, habilidades, estilo de vida. En casos de serialidad probable, lugar de residencia o trabajo, conflictos, qué está dispuesto a hacer y qué no está dispuesto a hacer. Por ejemplo, en un homicidio o en una violación, o luego de un ataque sexual. La técnica tiene alcances y también ciertas limitaciones. Yo no considero el perfil criminal como una pericia, sino un informe técnico.  

Edwin Olaya Molina

EDWIN OLAYA MOLINA: Todos dejamos una huella tanto física como psicológica en lo que hacemos, incluidas las interacciones con los demás. El “mindhunter” se encarga de recolectar esas huellas, esa evidencia psicológica, específicamente en casos criminales, y con ella construir el retrato de alguien que no conocemos, pero que estimamos probable que haya cometido un delito. Ese retrato puede comprender tanto características físicas, como hábitos, conocimientos, experiencias, motivación, comportamiento antes, durante y después del delito, e incluso la posibilidad de que vuelva a atacar. Este trabajo tiene por objetivo orientar a los investigadores. 

 

– ¿Qué es lo que más te impactó de la primera temporada de la serie? ¿Y lo que menos te gustó?

LAURA QUIÑONES URQUIZA: Me impactó que es sumamente realista en el aspecto de que los perfiladores, que he tenido oportunidad de conocer de otros países, como Mark Safarik, Thomas Neer, Brent Turvey, Kim Rossmo o Vicente Garrido, no andan disfrazados de Sherlock Holmes. Por otro lado, es realista desde el punto de vista de que vivimos obsesionados con el trabajo y hablamos de esos temas sin filtro. Y también en que podemos llegar a ser totalmente puntillosos y detallistas en lo que hacemos.

EDWIN OLAYA MOLINA: Me gustó mucho la estética de la serie, la fotografía. De alguna forma plasma un ambiente lúgubre y oscuro que sugiere también lo que la mente de un criminal puede reflejar a través de sus delitos. También, desde luego, la recreación de las entrevistas, en especial, de los delincuentes: Kemper, Speck, Risell, e incluso del mismo Dennis Rader, a quien vimos como un extraño extra tras bambalinas. Lo que menos me agradó tiene que ver con la creación de los personajes principales “Tench” y “Ford”. Quienes estamos en este medio sabemos que son la representación de Robert Ressler y John Douglas, solo que diseñados con la libertad creativa del caso. Personalmente, me hubiera gustado mucho ver como personajes de la serie a Ressler y Douglas, en una especie de comunión que reparara las diferencias que tuvieron entre ellos y que los distanciaron en la vida real.

– ¿Cuáles son los elementos que más identificaste en la serie con los que usás en tu trabajo?

LAURA QUIÑONES URQUIZA: Me identifiqué con el análisis y el estudio que uno hace a las imágenes que son las que congelan la escena de un crimen. También me identifiqué con la curiosidad permanente y el interés que tenemos de conocer a otras personas que no hemos perfilado durante el acto, pero sí para comprender ciertas conductas. No justificarlas, pero sí comprenderlas.

EDWIN OLAYA MOLINA: Claramente, la serie señala la importancia del debate, es decir, un perfilador puede caer en el riesgo de hacer su trabajo a la luz de sus propios sesgos y prejuicios. La mejor forma de superar ello es discutir con un par, someter al escrutinio del otro las hipótesis, es parte de la metodología. Por lo tanto, que Ford y Tench analicen el caso entre ellos, y a veces con Wendy Carr, refleja una de las herramientas de uso diario del mindhunter. También, de alguna manera se evidencia la pugna existente entre cumplir el deber y los obstáculos administrativos, lo cual no siempre facilita el desarrollo del trabajo.

– En la serie, los investigadores de Ciencias de la conducta del FBI se reúnen cara a cara con cada asesino, ¿qué puede sumar el encuentro? ¿Es posible saber “de qué está hecho” un asesino?

LAURA QUIÑONES URQUIZA: Si el asesino o un criminal te cuenta de qué está hecho no tiene mucho impacto. De algún modo te está manipulando para que recibas la respuesta que querés escuchar. Eso ocurrió en el caso de Pedro Pablo Nakada (que está en mi segundo libro). Una vez que él es capturado, él dice: “Fui abusado por mi familia y mis hermanos y eso me llevó a esto”. Ya nos está adelantando su criminogénesis y se está equiparando al lugar de una víctima. Es un recurso que suelen utilizar, no solo los asesinos sino también los pederastas, que dicen que fueron abusados. Eso no es comprobable y no hay ningún estudio científico que lo avale.

EDWIN OLAYA MOLINA: Es una experiencia, realmente, impactante, y no únicamente en el caso de un asesino. Cualquier delincuente que quiera hablar está abriendo la puerta, claro, posiblemente para engañar, para querer convencer de su verdad o para hacerse la víctima, pero también para revelarse a sí mismo, casi como si fuera una especie de sesión terapéutica. Independientemente, de la razón, este tipo de conversaciones son reveladoras, muestran patrones de comportamiento, creencias, formas de crianza, mecanismos de defensa, es casi una disección de la mente de una persona. 

– ¿Qué esperan de la segunda temporada de la serie donde uno de los criminales que analizan es Charles Manson? 

LAURA QUIÑONES URQUIZA: Espero que puedan mostrarnos cuáles fueron las verdaderas respuestas de Manson cuando alguno de ellos lo entrevistó. Las transcripciones son importantísimas para entender un poco más y comprender su criminogénesis, por qué fue siempre tan refractario a todo tipo de castigo. Entender cuál era el verdadero poder que tenía para convencer al resto y seguir sus preceptos. Manson, antes de morir, tenía un grupo donde había reclutado mucha gente a través de una web y había recaudado dinero para su supuesta causa. Me gustaría también que la gente pueda conocer un poco más a ese sujeto que aparece en cada capítulo, que es uno de los asesinos en serie de los casos más resonantes que ha habido en los Estados Unidos: “el BTK” (llamado así por las siglas del modus operandi: Bind, Torture and Kill, es decir, atar, torturar y matar), Dennis Rader, que era un adicto a las ataduras criminales, al bondage criminal, y nunca fue capturado. Él mismo dio pistas de quién era. Mantenía una doble vida: era padre de familia, diácono en una iglesia y trabajaba en una empresa de seguridad. Me gustaría que traten un poco más en profundidad a Rader.

EDWIN OLAYA MOLINA: Si bien es cierto que la aparición de delincuentes de renombre como Manson, Williams o Kemper, genera un especial interés y atracción, como perfilador me gustaría que se mostrara un poco más de la labor que hacemos, de la extrema exigencia, del arduo trabajo que significa rescatar una motivación a partir de una foto o una necropsia -por poner un ejemplo-, que no caiga en el juego de Criminal Minds, en donde algunas inferencias carecen de sustento y atienden más a la espectacularidad de la trama que a la realidad.

– ¿Cuál es la situación de la labor del perfilador hoy en el país donde trabajan? ¿Qué hace falta mejorar?

LAURA QUIÑONES URQUIZA (Argentina): A mí me ha tocado colaborar con algunas fuerzas policiales y ministerios públicos fiscales. Apenas me llega un caso duermo muy poco y puedo enviar una colección de preguntas a cualquier hora y siempre he visto la mejor predisposición a responderlas. Hasta ahora, he encontrado gente con la misma pasión y predisposición para trabajar.

EDWIN OLAYA MOLINA (Colombia): Actualmente, la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional de Colombia tienen cada uno un equipo de perfiladores, cada uno está disponible a las solicitudes de los fiscales que llevan los casos. Gracias a ello hubo una expansión y actualización del conocimiento en torno al análisis del comportamiento criminal. Eventualmente, siento que es preciso elevar el nivel científico de la perfilación, de modo que ello permita a las autoridades pensar de manera más sensata sobre el alcance de la técnica y su utilidad real en casos determinados. El trabajo que tenemos aún por delante los mindhunters del mundo es bastante y arduo, pero parafraseando lo dicho por Robert Ressler -Tench en la serie-  evocando a Nietzsche, alguien debe luchar con los monstruos y ver directamente al abismo.

 

 

 

Comments are closed.